lunes, 6 de septiembre de 2010

¿Y PARA QUÉ SEGUIR HABLANDO DE LO MISMO?


Realizado por Libia Bedoya
Medico. Especialista en Salud Pública
Docente en Salud Pública
Estudiante de Medicina Alternativa

Hace algunos meses varios de mis amigos y familiares me expresaron el deseo de no hablar más de política, pues las elecciones presidenciales y parlamentarias en Colombia en el 2010 ya habían pasado y los ganadores de dicha contienda ya estaban estipulados. Entonces, según ellos, ya no había nada que hacer, y si no había nada que hacer, entonces no había nada que comentar. Era el momento de disfrutar el mundial de fútbol y de nuestras vidas urbanas en la capital colombiana.

Me sentí decepcionada frente a los argumentos de mis allegados, pues creo que es un deber ciudadano seguir informándonos y analizar críticamente lo que recibimos como información. Creo que sería una buena estrategia para tomar decisiones democráticas responsables en un futuro. Ojalá se construyera el hábito ciudadano de reflexionar y discutir más frecuentemente sobre lo que nos rodea, lo que sucede en el país y en el mundo. Tal vez en ese punto podría estar la clave de la convivencia pacífica entre las personas que piensan diferente de acuerdo a su contexto, a sus experiencias e historia de vida.

Como ciudadanos del común no estamos obligados ser expertos en política e historia, pero sí me parece fundamental construir desde lo micro (personas que nos rodean) un mínimo bagaje en cultura política y memoria histórica. Lo anterior con el objetivo de que a largo plazo se puedan tomar posiciones críticas frente a la realidad política y social del país, para que, así, la ciudadanía argumente mejor sus decisiones a nivel democrático en elecciones presidenciales y parlamentarias.

Por eso decidí escribir sobre un tema diferente a los que escribo normalmente (ciencias de la salud y la educación), que me permitiera aprender otras cosas a las que normalmente aprendo. Espero, de esta manera, poder entender mejor a cada uno de los colombianos que piensa diferente que yo.

En ese sentido, empecemos por el hecho de que comprendo, así no esté de acuerdo, a mis allegados cuando expresaban su cansancio frente a la politización de la mayoría de los espacios que compartíamos en la temporada de elecciones presidenciales. Se hablaba de política en la radio, en la televisión, en los blogs de Internet, en el sitio de trabajo y en los momentos de descanso. De mi parte, desde 1989 (cuando ocurrió el asesinato de Galán ) no me colocaba la camiseta de un partido político. Pienso que ahora lo hice como una manera de mostrar mi desacuerdo con el gobierno que llevaba ocho años en el poder, y que ahora, a pesar de que no pudo continuar (su proyecto de reelegirse 4 años más no fue aceptado por la Corte Constitucional) nombró su sucesor, actual Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

Entonces la pregunta que me hago es qué impulsaría a la mayoría de votantes a continuar con las mismas políticas instauradas hace más de 8 años. Desafortunadamente no tengo una encuesta que nos especifique cuáles fueron los argumentos del 69 % de los votantes para tomar esta decisión democrática, así que hago mis conjeturas, basada en lo que vi que pasó a mi alrededor.

Me parece pertinente describir un poco los hechos que ocurrieron estos 8 años y que ocurren en la actualidad para contextualizar mis argumentos y los de aquellos que piensan diferente que yo:

Durante el gobierno de Alvaro Uribe Vélez (AUV), instaurado desde el 2002 hasta el 2010, se avanzó en seguridad , pero en otros aspectos como desarrollo social no se logró los mejores resultados. Fue igualmente problemática la situación de derechos humanos en Colombia y la corrupción durante su gestión presidencial.

Así mismo, en las campañas presidencial y legislativa que se llevaron a cabo este año ocurrieron hechos irregulares como la compra de votos a favor del partido de la U (partido al que pertenece AUV y nuestro actual Presidente ), presión indirecta a los más pobres , presencia de usuarios fantasmas en los espacios de debate en Internet , incongruencias entre los resultados encontrados en los formularios E14 y los formularios de la registraduría en la primera vuelta presidencial , contratación atípica de un psicólogo famoso en campañas negras por parte de la candidatura de nuestro actual Presidente y participación indebida en política de AUV .

Teniendo en cuenta este contexto me parece importante defender las tesis de mis allegados que querían continuar con las mismas políticas:

Según las encuestas nacionales e internacionales, el 75 % de los colombianos tienen una opinión favorable de Alvaro Uribe Vélez. Algunos de mis allegados hacen parte de esta población y cuando les pregunto sobre los argumentos por los cuales tienen este sentir, me responden que ha sido el mejor Presidente que ha tenido Colombia porque se le ve trabajar todo el tiempo, y además salvó al país de la invasión de las Farc y del actual Presidente de Venezuela , que ha influenciado con sus políticas de izquierda América Latina de manera importante.

Pienso que es un argumento razonable frente a la situación de violencia que ha vivido el país desde hace más de 50 años. Entiendo que quieran sentirse protegidos, sentir que pueden viajar por Colombia sin temor a que la guerrilla los secuestre. En fin, yo comprendo a mis allegados, pues considero que la seguridad es importante en cualquier lugar del mundo. Claro que debería ser para todos y es ahí donde discrepo con ellos, pues creo que esa política de seguridad no fue verdaderamente democrática y tuvo un costo excesivo para el país. En este gobierno aumentó el número de desplazados por la violencia, no se garantizó la seguridad a todos los civiles (falsos positivos ), y desde el 2006 la violencia se desplazó a los centros urbanos, donde abunda la miseria y la desigualdad social. Esta última es un caldo de cultivo para la perpetuación de la violencia en Colombia.

Y es ahí donde viene el debate, pues mientras en Colombia cuestionamos los descalabros de las políticas de izquierda de los países vecinos , en varios países latinoamericanos y europeos cuestionan la problemática social y de derechos humanos que aqueja Colombia. Adicionalmente a esto, existen otros escándalos del actual gobierno que para mí son muy graves y dejan huella a nivel internacional respecto a la realidad colombiana. Pero lo que me llama a la atención es que nada de esto deja huella en el 69% de votantes que decidieron continuar con las mismas políticas de este gobierno.

Si bien es cierto que varios de los votantes eran de clase social baja , también es cierto que hay votos que podrían ser cuestionados como los del PIN, ya que por su origen posiblemente no sean a conciencia . Pero también es cierto que mis allegados pertenecen a una clase social media alta y media baja con acceso a la información y por lo tanto deberían hacer parte de las personas que votaron a conciencia. Entonces en este punto me pregunto nuevamente que pasó. Es importante que quede claro que la pregunta no es por qué no ganaron otros candidatos, pues mis opositores darán razones suficientes y respetables. La pregunta es por qué seguir apoyando las mismas políticas.

Y cuando trato de responderme la pregunta tengo las siguientes reflexiones:

En primer lugar, en mi opinión, existe un problema grave de desinformación en las personas que me rodean. Varios de mis allegados trabajan 12 horas al día, más el trabajo que tienen a nivel familiar. Pareciera entonces que no existiera tiempo para la lectura o el análisis crítico de lo que se presenta en las noticias, de manera descontextualizada en algunos medios de comunicación. Dado el grado de desinformación, se disminuyen los espacios democráticos para la discusión constructiva con argumentos y la participación ciudadana en los mismos. Podría ser esta una de las causas por la cual se polariza el discurso político, presentándose dificultades para escuchar y entender al otro en su realidad. Por ejemplo: es fácil escuchar decir a algunos uribistas “si eres anti uribista, eres chavista o terrorista”, o viceversa. Esto dificulta el entendimiento del contexto de la posición del otro, creándose barreras en la comunicación, las cuales son auspiciadas por el miedo a la pérdida de la política de “seguridad democrática”, el cual es reforzado a través de algunos medios de comunicación. Otro ejemplo fueron los debates presidenciales en la primera vuelta, donde cada uno de los candidatos expuso sus desacuerdos (excepto Santos) con varios de los actos políticos del gobierno de AUV. Entre esos actos fueron nombrados varios de los escándalos y hechos problemáticos planteados anteriormente. A pesar de la envergadura del contexto anterior, en la segunda vuelta se estructuró la coalición nacional alrededor del partido de la U. Según los resultados de la segunda vuelta, al parecer muchos votantes de los otros partidos apoyaron esa coalición, sin tener en cuenta lo planteado en los debates o darle muy poca importancia, mostrando un desconocimiento profundo de la problemática del país.

En segundo lugar, percibo un sumergimiento excesivo de cada uno de nosotros en su vida personal, que impide muchas veces observar lo que sucede fuera de nuestra realidad. Pienso que esto dificulta la construcción del concepto de colectividad y sentido de lo público. Adicional a esto, faltan espacios para que el ciudadano común construya proyectos a nivel colectivo, y forme identidad en lo público, que es el espacio que compartimos a diario como individuos. Por ejemplo: pareciera que aquellos colombianos que ignoraban, o no, la problemática de seguir con las mismas políticas del actual gobierno nos dijeran a las minorías: “es prioritaria mi seguridad y no la de los desplazados por la violencia, ni la de los falsos positivos, ni la de las personas que se hicieron cada vez más pobres en este gobierno, ni la de los desempleados que engrosaron las filas del desempleo, ni las de los enfermos a los que no se les garantizó la calidad en salud, ni la de los estudiantes a los que no se les garantizó la calidad en educación”.

En tercer lugar, percibo una sensación de impotencia y frustración frente a las posibilidades de poder cambiar la realidad que nos rodea; esto podría ser alimentado por la pérdida de confianza en el servidor público frente al recurrente incumplimiento de las promesas de campaña. Es como si todas nuestras expectativas se depositaran en otros seres humanos (que como seres humanos se equivocan) sabiendo que existe un alto riesgo de ser defraudados. Entonces viene la pregunta: ¿dónde está aplicado el concepto de veeduría ciudadana en la sociedad colombiana? Pienso que los procesos de participación ciudadana no se han estructurado de manera adecuada en esta sociedad y ese podría ser un factor relacionado con esa sensación de frustración e impotencia. Por ejemplo: Frente a los hechos de ilegalidad ocurridos en las pasadas elecciones presidenciales y parlamentarias, no ocurrió ninguna manifestación ciudadana visible, sobre todo frente a la participación ilegal en política de AUV al final de su periodo presidencial y frente a las pruebas de fraude electoral en las elecciones parlamentarias.

En cuarto lugar, persiste en el tiempo de manera crónica el problema del abstencionismo en Colombia y ese un factor importante para que se fortalezcan grupos políticos como el del uribismo. Entonces uno se pregunta: ¿dónde están los abstencionistas? ¿En las cárceles? ¿Fuera del país? ¿Secuestrados? ¿Desaparecidos? En mi caso particular no conozco ningún abstencionista. Conozco solo aquellos que no votaron en la segunda vuelta porque no le vieron importancia a votar, pues se daba por hecho que Santos iba a ganar. Por otro lado, conozco otros que no votaron porque no inscribieron sus cédulas a tiempo ya sea fuera o dentro del país. Cuando socializamos estas últimas problemáticas, percibí que no había una real introspección sobre la importancia de su voto, pues no existe conciencia sobre si un voto puede cambiar la realidad del país. Me pregunto cuántos otros colombianos estarían en la misma situación haciéndose pasar por abstencionistas sin serlo.


Concluyo diciendo que soy una ciudadana sin experticia en política o historia, que a pesar de que mi especialización está en el área de la salud y la educación, me preocupa que estos dos derechos básicos de cada ciudadano dependan de políticas centrales a nivel gubernamental. Me parece triste que con el camino histórico que hemos emprendido en Colombia, estemos lejos del gobierno de la gente, que es lo que esperaríamos de una verdadera democracia. Entonces, la adquisición de cultura ciudadana es crucial para tomar decisiones democráticas estructuradas con base en la adquisición de información, la cual debería ser sometida a un análisis crítico y contextualizado, permitiendo construir memoria histórica de la realidad política del país.